El Blog de Stop

El GAM como herramienta de empoderamiento para personas con VIH

¿Qué es un GAM?

Un GAM es un Grupo de Ayuda Mutua entre iguales dónde sus integrantes comparten experiencias y sentimientos con el fin de darse apoyo los unos a los otros.

La importancia del GAM reside en que todos sus participantes son iguales, pues comparten una misma situación de dificultad. Esta situación puede tratarse de una identidad, una condición o una enfermedad que causa sufrimiento o discriminación.

Los participantes pasan por experiencias que tienen mucho en común y que, ante la necesidad de adquirir herramientas socioemocionales para sobrellevar la situación, pueden recorrer parte del camino juntos. En nuestro GAM contamos con la figura de un psicólogo con la misma condición, tener VIH, que los participantes que dinamiza las sesiones. Facilitando las herramientas necesarias y coordinando un espacio seguro.

¿Por qué un GAM?

En nuestro caso la realidad que hay que afrontar es el hecho de tener el VIH.  Cuando recibimos el diagnóstico de VIH son muchos los miedos e incertidumbres a los que podemos tener que enfrentarnos. También podemos experimentar afectaciones en el estado del ánimo, en nuestra sexualidad, en nuestra forma de relacionarnos con los demás o en la confianza en nosotros mismos. Algunos de los sentimientos recurrentes que podemos sentir son la culpa, el arrepentimiento o la desconfianza.

Puede llegar el momento, en el proceso de crecimiento personal de un seropositivo, que se necesite sentir el apoyo y el calor de otras personas que pasen por lo mismo. Personas que hayan sentido emociones parecidas a las nuestras y, lo más importante, causadas por la misma cuestión.

Esto no significa, ni mucho menos, que todas las personas que tenemos VIH pasemos por las mismas vivencias, emociones y resolvamos las situaciones de la misma forma. Aunque sí es cierto que al compartir una misma condición se puede llegar a generar una gran dosis de empatía.

Es reconfortante la sensación sentida al mirar a los ojos a tu igual y decirle sabes de lo que te hablo. Tu igual, por mucho que no sepa exactamente de lo que hablas, se podrá hacer una idea. Ya que seguramente ha pasado por una experiencia parecida y puede imaginar lo que sientes.

Precisamente el hecho de que no todos sintamos las cosas de la misma forma, ni hayamos vivido las mismas experiencias tiene un componente terapéutico muy importante.

Nos referimos al hecho de poder aprender de otras personas que viven situaciones parecidas de una forma diferente. Entrar en contacto con creencias y bagajes distintos, que pueden ser el inicio de una reflexión profunda sobre qué nuevos procesos debemos empezar en nuestra vida y cuáles ya están bien como están. Integrar el poderoso aprendizaje que toda situación tiene múltiples formas de ser sentida y vivida. Así pues un compañero puede ser un importante modelo a seguir, también puede ser un claro ejemplo de por donde no queremos pasar o, simplemente, una opción más que contemplamos des de la distancia y el respeto. Y de la misma forma nosotros también nos convertimos en opciones que los demás valorarán para ellos mismos de una forma u otra.

Nuestros valores

Nuestro grupo persigue el modelo que nos encantaría encontrar en la sociedad. Basado en una comunicación no violenta, libre de prejuicios y donde la escucha activa es la base de la comunicación.

Si algo aprendemos en un GAM es a entender que hay muchas formas de vivir teniendo el VIH, todas ellas respetables. Entendiendo que nadie sabe vivir mejor que el otro con esta infección.

En nuestras sesiones escuchamos, compartimos, comprendemos y empatizamos. Y no deberíamos juzgar, ni aconsejar, ni rechazar.

Siempre hablamos des del YO para que se de un intercambio de formas de hacer y de pensar donde cada uno pueda sacar sus propias conclusiones y confrontar aquello que necesite para su proceso personal.

A veces al intentar ayudar podemos tender a aconsejar y por eso es muy importante evitar indicarle a nuestros compañeros cómo deben hacer las cosas o mostrar nuestros procesos, nuestras experiencias y nuestras creencias como más válidas que las de los demás.

¿Qué aporta un GAM?

Los participantes del GAM de Stop Sida hemos experimentado como en pocos meses encontrábamos otras personas con las que poder compartir vivencias que no nos atrevíamos a compartir en otros contextos. Hemos visto como nuestra autoestima se recuperaba poco a poco. Hemos empezado a sentirnos más seguros a la hora de tener relaciones sexuales con otros. A proyectar un futuro no tan lejano donde el rechazo por nuestra condición no signifique un descalabro emocional. Hemos comprobado con esperanza que no estamos solos y que los mismos miedos e incertidumbres son compartidos por muchos otros.

En el GAM nos hemos sentido referentes. Hemos visto como se nos reconocían nuestros avances y nuestros logros. Hemos sentido que algunas personas podían aprender de nuestro ejemplo. Eso nos refuerza, nos fortalece y nos hace reparar en que tan mal no lo estamos haciendo.

En conclusión, un GAM es un lugar donde cobijarse entre iguales, conocer gente y conocernos mejor a nosotros mismos, donde poder mostrarnos tal y como somos, aprender y practicar formas de responder antes situaciones de discriminación.

El GAM como sistema

El gran potencial de un GAM radica en que a medida que avanzan las sesiones va cogiendo identidad propia. Se constituye como un sistema en sí mismo. Todas las sesiones de un GAM comparten una misma esencia, sea cual sea la asistencia de los integrantes en cada una de las sesiones.

Este GAM empezó en marzo de 2019. Se inició como un conjunto de individuos que se juntaban para compartir.

Lo primero que hicimos fue establecer unas normas de funcionamiento: no juzgar, escuchar activamente, respetar el turno de palabra, respetar la confidencialidad de lo vivido en el GAM, etc.

Con ello acordamos unos códigos compartidos y marcamos un punto de partida en común. Fue una declaración de intenciones basada en la reflexión de cómo queríamos relacionarnos entre nosotros.

Estos códigos fueron asentándose en el grupo. Los fuimos poniendo en práctica y mostrando a los nuevos miembros.

Pasadas unas sesiones empezó a aflorar el humor, se hizo posible la abertura emocional, empezaron a contarse episodios de vida íntimos y comenzamos a observarnos los unos a los otros des del respeto y la comprensión.

A partir de aquí muchos de los integrantes empezamos a sentir y a compartir que el grupo estaba teniendo consecuencias en nuestras vidas. Nos sentimos más capaces de vivir siendo seropositivos en una sociedad muchas veces hostil con nuestra condición. Cada uno a su forma fuimos cogiendo seguridad en nuestra forma de vivir teniendo el VIH.

Empezamos a compartir los logros y los cambios positivos. Este punto fue muy alentador para nosotros.

El espacio empezó a ser para muchos integrantes un lugar donde poder compartir nuestros sentimientos y sentirnos escuchados y apoyados. En ese momento empezamos a hablar del GAM como un espacio de seguridad.

En nuestro GAM hay personas que raramente faltan a algunas de las sesiones. Mientras que otras van participando de las sesiones según sienten que lo necesitan o según pueden asistir. Todos tenemos nuestro lugar y nuestro rol dentro del grupo.

Contamos con sesiones cerradas donde solo podemos participar los integrantes que ya hayamos asistido al grupo con anterioridad. En ellas profundizamos sobre cuestiones que necesiten un nivel de confianza más elevado y una mayor dedicación.

Estas sesiones cerradas las vamos combinando con sesiones abiertas, donde pueden participar nuevos miembros. En ellas explicamos las normas de funcionamiento y acogemos a los nuevos participantes, dedicando un espacio para que puedan presentarse y explicar que les ha llevado al grupo. En estas sesiones abiertas conversamos sobre temas que van surgiendo de manera espontánea.

Somos un grupo dinámico, de corto recorrido, con identidad propia y abierto a compartir esta experiencia con más hombres gays y bisexuales que tengan el VIH y que crean que pueden participar aportando y recibiendo apoyo mutuo.

¡Te esperamos!

Grupo de trabajo de VIH de Stop Sida

Fotografía de Luis Quintero @jibarox

Stop

Stop fue creada por voluntarios y voluntarias LGTB+ en 1986 para dar respuesta a la pandemia del VIH/Sida y en solidaridad con las personas con VIH. Promovemos los derechos sexuales, facilitamos el empoderamiento en el cuidado de la salud sexual desde y para la comunidad LGTB+ y de mujeres trans y hombres que ejercen el trabajo sexual, a través del consejo asistido (counselling), de la prevención positiva y de la reducción de daños y riesgos. Ofrecemos diferentes servicios en respuesta a las necesidades expresadas por la comunidad, con el apoyo de un equipo de técnicos en salud sexual. Nuestros valores se basan en el reconocimiento de la autonomía de la persona y su carácter único dentro de la diversidad social; el compromiso, la cooperación, la solidaridad, la no discriminación, la justicia y la democracia.