¿Nuestro cuerpo nos define, o dejamos que nos defina? El pasado abril en el café LBT nos planteábamos cómo nuestros cuerpos, nuestra parte visible, afecta al resto de nuestra persona. Un cuerpo puede ser a la vez la herramienta más útil para vivir y la cárcel de la que no se puede escapar.
¿Cómo afecta a nuestro bienestar los estereotipos sobre la imagen? Cada día encontramos bombardeo en las redes sociales sobre cómo debe ser nuestro cuerpo, incluso haciendo que se convierta en una obsesión. Ante esto, algunas han adaptado su vida a las medidas del cuerpo, mientras que otras han escondido partes de sus cuerpas durante mucho tiempo. Y es que los estereotipos te pueden marcar desde la juventud; en el caso de las mujeres trans, puede suponer no entender cómo eres una chica pero sin el cuerpo típico de una chica. Y más tarde, se te dirá que no eres una “trans” completa si no cumples con ciertos requisitos impuestos, o te hormonarás hasta el extremo por encajar en la imagen de mujer de revista. O no querrás ir a la playa para ahorrarte las miradas, los comentarios. O dependiendo de tu color de piel, no irás para no ponerte morena, para no fomentar las actitudes racistas. La playa te parecerá un lugar prohibido si no eres mujer cis blanca con un cuerpo «de escándalo» según las revistas.
Tanta presión llega incluso a hacernos pensar si somos nosotras las que tenemos el problema, o es el resto, nuestro ambiente, quien nos lo hace creer.
Se puede llegar incluso al punto en que una decisión médica como es la mastectomía se vea afectada por el estereotipo. Que tú aceptes tu nuevo cuerpo en su situación pero sientas presión externa por ponerte implantes más tarde, y tengas que pedir un compromiso médico de que esos implantes serán lo más pequeños posibles. El impacto que esto genera en nuestro bienestar, a todos los niveles es enorme. Si yo he aceptado mi nueva situación, ¿por qué tengo que cambiarlo? ¿Por qué tanto esfuerzo de mi alrededor por cambiarme?
Las imposiciones nos hacen sentirnos incómodas con partes de nuestro cuerpo y, a la vez, las pueden usar de fetiche para otras: te imaginas que alguien te tocara el pelo porque le parece gracioso o una característica que le gustaría tener? cuando una persona transgrede un límite como es el espacio vital y decide tocar sin permiso cualquier parte del cuerpo de otra persona simplemente porque se cree con ese derecho, y te hace sentir mal. Y te quejes y se banalice, porque «sólo» es tu pelo.
Y en este momento hablamos de toda la sociedad, incluyendo a otras mujeres, que muchas veces se dirigen a una como: qué guapa estás, que delgada… como si fuesen comentarios positivos que sólo se centran en nuestra imagen y olvidan el resto de nosotres, valorando más el físico que el estado de ánimo.
Luego nos llega cada año la tortura del verano, la operación bikini a la que parece una deba someterse sí o sí antes de exponerse al resto en un bañador. Llegar a odiar ese bañador y tener que ir con falda por evitar los «qué dirán», protegernos a nosotres mismes del juicio ajeno, no mirarse partes del cuerpo. Tener que encajar en un rol de peso, y que muchas empresas se enriquezcan a costa de nuestra incomodidad.
Todo esto además nos llega a privar de experiencias cuando hablamos de relaciones interpersonales, o cuando tratamos de elegir la ropa que ponernos. Recibir comentarios infantilizadores por las formas de nuestros cuerpos, escondernos en la adolescencia si nuestro ritmo corporal durante la pubertad no es el del resto, da igual si va más deprisa o más lento, en todos los casos habrá motivos para meterse con une. Llegar al punto de aborrecer tu cuerpo, convertirte en un fetiche para algunos y tener relaciones sexuales con la luz apagada con la finalidad que tu cuerpo no se vea y por lo tanto no se rechace.
Al final solo nos queda sobrevivir, como en muchas ocasiones. Intentar trabajar nuestro interior para que la opresión social no nos afecte. Y trabajamos la autoestima, la toma de conciencia de nuestros cuerpos y su aceptación, evitamos la comparación con el resto y entendemos que más que tener un cuerpo como el de Marilyn Monroe lo que necesitamos es tener una seguridad como ella. Y tenemos que entender que mientras estemos sanas, el resto da igual. Quiérete.
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Desde la Comisión de Mujeres LBT de la ONG Stop seguiremos trabajando para abordar la salud sexual de las mujeres desde un prisma más abierto e inclusivo. Si te interesa participar en nuestro grupo o contactar con nosotras escríbenos a: [email protected]
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Atentamente,
El Café LBT
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