Las personas con VIH vivimos situaciones de discriminación y estigma por nuestra condición. Ya sea a la hora de ligar, con nuestras familias o en nuestros trabajos. A veces son discriminaciones sutiles. Otras veces son mucho más evidentes. Algunos las recibimos más a menudo. Otros raramente. Sea como sea, esta situación de discriminación es una realidad que nos afecta a todos y que en un momento u otro de nuestras vidas hemos llegado a sentir. Además toda discriminación se cruza con otras que podemos recibir por otros motivos. Como puede ser la identidad sexual, expresión de género, capacidad económica o nuestro lugar de procedencia.
Son varios los autores que han estudiado la cuestión de la discriminación contra las personas que tenemosl VIH. Disponemos de valiosos estudios y artículos científicos que aportan conocimiento y dibujan líneas de acción en la materia. Merece especial reconocimiento el estudio de Fuster y Molero (2010) Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH.
Desde nuestro grupo de trabajo hemos dedicado discusiones a esta cuestión. Y sin pretensiones a nada más que aportar nuestra visión a la cuestión, nos gustaría compartir 3 propuestas para hacer frente a la discriminación.
- Compromiso institucional y social
Entendemos que la discriminación por VIH es una lacra social y esta solo tiene tratamiento si construimos espacios de encuentro y elaboramos propuestas sociales como es el Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato Asociado al VIH.
El compromiso de entidades comunitarias para crear espacios comunes donde se señalen estas discriminaciones podrá ayudarnos a crear incidencia y conciencia sobre las situaciones que vulneran nuestros derechos.
- Complementar la atención biomédica con la psicosocial
Somos conscientes de lo importante que son los diagnósticos por VIH, su investigación y acceso a los tratamientos. Así como disponer de toda la información necesaria para poder tomar las mejores decisiones para nuestra salud. En este sentido consideramos que el discurso y la atención biomédica está al alcance de todos y se ha instaurado de una forma eficiente en nuestra sociedad.
Así mismo, echamos en falta una mayor incidencia y accesibilidad de la vertiente psicosocial y emocional de la cuestión. Consideramos que se debería potenciar el conocimiento, la información y la documentación que nos puede aportar la investigación y la acción científica en el campo psicosocial.
Por un lado necesitamos más y mejor atención emocional y psicosocial. Con testimonios valientes de personas que tienen VIH y con el personal cualificado para brindar apoyo a quienes lo necesitemos.
Por otro lado, la sociedad necesita familiarizarse con la cuestión para poder romper con prejuicios y disminuir así la discriminación hacia las personas con VIH.
Sobre este aspecto Fuster y Molero (2010), en el trabajo citado al inicio de este artículo, apuntan que a mayor contacto de la sociedad con personas visibilizadas como seropositivas, menor es el prejuicio y la discriminación. Es decir, el acercamiento social reduce los prejuicios basados en el desconocimiento.
- Grupos de Ayuda Mutua:
Como venimos haciendo referencia a lo largo del artículo, en algunos aspectos de nuestra vida nos encontramos en espacios hostiles para compartir preocupaciones o reflexiones entorno a nuestra salud emocional y física. Por ello los grupos de ayuda mutua siguen siendo un espacio necesario para muchos de nosotros.
Estos grupos deben cumplir una serie de requisitos básicos como son garantizar la horizontalidad en la participación, la confidencialidad, el respeto mutuo y la calidez en el trato libre de juicios. Con el fin de comunicar y crecer individual y colectivamente. En estos grupos es clave la empatía y la escucha activa y suelen necesitar del apoyo de una entidad y de profesionales que ayuden a dinamizarlo.
Este tercer punto nos remite a los dos anteriores. Ya que sin el compromiso institucional y sin un giro discursivo hacia las necesidades psicosociales estos grupos no reciben la importancia que merecen ni el apoyo económico que necesitan.
Estas son solo tres de las muchas propuestas que podrían hacerse con el fin de hacer frente a la discriminación.
De lo expuesto se puede extraer una visión integral de la cuestión. Al ser necesario que varios agentes sociales e instituciones activen esfuerzos y recursos. Necesitamos apuestas valientes y comprometidas con la cuestión.
Por otro lado, consideramos necesario un compromiso discursivo hacia la vertiente psicosocial y emocional del VIH. Dotando de historias de vida próximas y reales a la información que recibe la población sobre el VIH y el sida. Visibilizando el colectivo y atendiendo a sus necesidades emocionales, psicológicas y sociales.
Todo esto con el fin de complementar, el necesario pero ya asentado, discurso biomédico basado en la infección y la enfermedad.
Por último, hacemos referencia a la creación de espacios de seguridad exclusivos para personas que tenemos VIH. Donde podamos dotarnos de herramientas sociemocionales para hacer frente a la hostilidad con la que muchas veces somos tratados por nuestra condición de seropositivos.
Grupo de trabajo de VIH de Stop Sida
Fotografía de Luis Quintero @jibarox