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salud mental de las mujeres lesbianas bisexuales y transexuales

Crónica LBT: Cuando la salud mental NO es solo mental

Nadie nos explica cuando crecemos lo que es la salud mental. Crecemos con un concepto que al final autodefinimos ante el tabú que presenta: ¿Es la salud mental un equilibrio emocional? ¿Es algo que nos afecta fisiológicamente? Si nuestro cerebro maneja nuestro organismo, ¿Cómo se ve afectado el segundo cuando hay un problema en la “sala de mandos”?

La salud mental nos permite ser funcionales y repercute en aspectos de nuestra fisiología de varias formas, y a la vez se invisibiliza en muchos aspectos y esto tiene muchas consecuencias.

En el caso de las mujeres, numerosos ejemplos demuestran primero que se responsabiliza a les pacientes de su salud mental: siempre parece que las cargas que tiene cada une son sólo responsabilidad de la persona y que por lo tanto su salud mental depende únicamente de sí misme, como si fuese una elección. Parece que estemos deprimidas porque queremos, porque no soportamos la presión o porque no nos organizamos. Y nadie mira a la sociedad que nos rodea y nos carga mucho más por ser mujeres.

Al mismo tiempo, cuando una mujer tiene una enfermedad para la cual no hay una explicación aparentemente plausible, se culpa directamente a la salud mental, y ya no nos sorprende oír  “son tus nervios” “relájate y se te pasará” y un largo etcétera de cómo supuestamente todos nuestros síntomas son psicosomáticos.

De esta forma se nos estigmatiza, se nos culpabiliza socialmente, se nos infantiliza y finalmente se nos aisla.

Y ¿qué pasa una vez se detecta que hay algún problema de salud mental? la comunidad médica en general busca una respuesta en los fármacos y dejan la terapia psicológica en un segundo lugar. Parece más sencillo dar una pastilla a tu paciente y olvidar que a veces también es necesario un trabajo más profundo. La sanidad pública no suele cubrir la terapia o tiene muy pocos recursos, por lo que muchas veces es insuficiente para muches pacientes, relegando la posibilidad de llegar terapia de calidad a las más privilegiadas; las que se lo podrán costear.

Y lo cierto es que no podemos entender cómo se deja la salud mental de lado cuando las implicaciones van mucho más allá de nosotres mismes: afecta nuestras relaciones con otras personas, nuestra gestión de las situaciones y el entorno… Puede tener tantas repercusiones como personas, y se necesita un tratamiento individualizado para poderlas abordar.

En el caso de las mujeres trans el peso del género en la salud mental es enorme porque supone ir en contra de las políticas sobre los cuerpos, lo que conlleva gran carga mental: la de darte cuenta que tu cuerpo no coincide con tu ser, la de contarlo, la de luchar contra el estigma constantemente, generando ansiedad y depresión en muches.

Se le suma el miedo y la inseguridad de encajar en un nuevo rol con unas altas expectativas sobre lo que hay que cumplir.

Luego llega un diagnóstico de disforia de género, la estigmatización, la medicalización hormonal y sus consecuencias. Y todo suma en nuestras mentes.

Si eres mujer lesbiana o bisexual, te enfrentas a la violencia contra el colectivo, contra el ambiente… Y no sólo violencia psicológica sino también física, agresiones homófobas, estigmas sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad: la camionera, la promiscua, la “marimacho”… Algunes se han visto forzades a asistir a una de las llamadas “terapias de reconversión”, a agresiones médicas de diferente índole, a la experimentación. El colectivo ha pasado y continúa pasando por tantas cargas mentales: personas que tienen que huir de sus países para sobrevivir, personas que son expulsadas de sus hogares o abandonadas por sus familias… Todavía sorprende que no se hable de salud mental en el colectivo tanto como se sufre.

Todas estas presiones externas acaban afectando algo tan profundo como es nuestra sexualidad: provocan la materialización de inseguridades en los encuentros sexuales, en la forma de relacionarse con otres, generan experiencias traumáticas o violencia sexual y nos empujan a acabar buscando herramientas para lidiar con nuestras realidades. Primero suele llegar la medicación, que puede afectar al orgasmo incluso anulándolo o cancelando los circuitos de recompensa y afectando nuestra libido. Y luego llegamos a terapia y descubrimos que hay aspectos sobre nuestra erótica que desconocíamos y que necesitamos trabajar, descubrimos que hay que conocer cómo somos para poder entendernos y entender al resto, que podemos compartir con otras compañeras y sentirse menos aislada y verse reflejada en otras personas.

En el Café LBT mientras compartimos nuestras experiencias, también compartimos nuestras herramientas, y te las dejamos aquí:

  • Haz actividad física
  • Ten una alimentación saludable
  • Pon límites con el entorno
  • Ten contacto con la naturaleza y los animales
  • Plantea rutinas
  • Dedícate autocuidados
  • Sé indulgente contigo misma
  • Medita
  • Aprende que la vida fluctúa y tenemos que fluctuar con ella, y que no siempre tendremos todo bajo control.

y si te sientes aislada, si quieres verte reflejada en muchas situaciones como hacemos nosotres, vente al Café LBT y comparte tu forma de vivir con nosotres.

 

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Desde la Comisión de Mujeres LBT de la ONG Stop seguiremos trabajando para abordar la salud sexual de las mujeres desde un prisma más abierto e inclusivo. Si te interesa participar en nuestro grupo o contactar con nosotras escríbenos a: [email protected]

Os dejamos también enlace a nuestro último post Amores románticos

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Atentamente,

El Café LBT

Stop

Stop fue creada por voluntarios y voluntarias LGTB+ en 1986 para dar respuesta a la pandemia del VIH/Sida y en solidaridad con las personas con VIH. Promovemos los derechos sexuales, facilitamos el empoderamiento en el cuidado de la salud sexual desde y para la comunidad LGTB+ y de mujeres trans y hombres que ejercen el trabajo sexual, a través del consejo asistido (counselling), de la prevención positiva y de la reducción de daños y riesgos. Ofrecemos diferentes servicios en respuesta a las necesidades expresadas por la comunidad, con el apoyo de un equipo de técnicos en salud sexual. Nuestros valores se basan en el reconocimiento de la autonomía de la persona y su carácter único dentro de la diversidad social; el compromiso, la cooperación, la solidaridad, la no discriminación, la justicia y la democracia.

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