A través de las estrategias estructurales se busca incidir en los determinantes sociales de la salud, destacando entre ellos el género, los derechos humanos, el estigma y la discriminación; pero sin olvidar otros como la pobreza, la educación, la marginalidad y otros factores que varían de una población a otra.
A través de las estrategias comportamentales se capacita a las poblaciones más afectadas para ejercer mayor control sobre los determinantes de su salud, centrándose en sus comportamientos y prácticas, cuando esto es posible, o bien ofreciendo alternativas tales como la reducción daños.
A través de las estrategias biomédicas se incorpora la tecnología médica (test diagnósticos,…) y la información médica acerca del impacto de los tratamientos antirretrovirales para la prevención del VIH.
El abordaje que combina las estrategias biomédicas, comportamentales y estructurales para la prevención del
VIH, basadas en los derechos humanos y fundamentadas en pruebas, recibe el nombre de prevención combinada.
Desde el abordaje integral comunitario facilitamos que cada persona utilice aquellas estrategias que mejor se adapten a sus necesidades y en función de sus propias experiencias y habilidades.
Defendemos y partimos de un enfoque de la prevención centrado en la persona y no sólo en la infección. Y esto se concreta en crear espacios que permitan a los hombres gais, bisexuales y otros HSH:
• informarnos sobre las estrategias que existen para prevenir el VIH,
• valorar cuáles de las estrategias se adaptan mejor a nuestras necesidades,
• decidir cuál es la más apropiada, teniendo en cuenta el momento, lugar y persona(s) y finalmente ponerla en práctica.
Este enfoque no solo pone el acento en los actos de cuidado hacia uno mismo y hacia los demás, sino que al mismo tiempo adquiere un significado y es un acto político, ya que reivindica nuestros derechos para vivir nuestra sexualidad de forma plena y placentera, y la disponibilidad de los recursos para poder hacerlo.
¿Qué es la reducción de riesgos?
Existen diversos grados de seguridad en y para cada práctica sexual (no es lo mismo el riesgo de exposición al VIH en la penetración anal que en la felación). Las estrategias de reducción de riesgos tienen en cuenta todo el espacio que
existe entre ningún riesgo y el máximo riesgo.
Estrategias de prevención basadas en métodos barrera
Estas estrategias se basan en incorporar el uso de “barreras” físicas entre los fluidos con capacidad de infectar y las posibles puertas de entrada: condones masculino y femenino, guantes de látex, dental damm… junto con otras herramientas. Por ejemplo el uso combinado de los preservativos masculinos con lubricante hidrosoluble en la penetración anal. O el uso del preservativo en una pareja cerrada antes de hacerse la prueba del VIH, para poder elegir nuevas estrategias en función del resultado de las pruebas.
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