El Blog de Stop

Reflexiones sobre el I=I

El otro día, después del 1 de diciembre, Día Mundial del Sida, me quedé reflexionando sobre nuestro discurso sobre el indetectable = intransmisible. Fue a raíz de algo que leí a un amigo en su Instagram. Era un mensaje en apariencia simple, pero me removió algo por dentro. Porque, de repente, me di cuenta de que la forma en la que comunicamos este mensaje tan importante también puede tener grietas si no lo miramos con cuidado.

Durante años hemos repetido con fuerza el I=I. Durante años hemos trabajado para que se entienda que una persona con VIH indetectable no transmite el virus. Y ha sido necesario. Ha salvado vínculos afectivos, ha suavizado miedos, ha desterrado estereotipos de riesgo. Yo mismo lo he defendido con orgullo porque, sinceramente, cambió mi forma de relacionarme con los demás y conmigo.

Pero últimamente, y quizá porque vivo el VIH desde dentro y no desde la teoría, pienso en algo que no siempre verbalizamos. Cuando convertimos el I=I casi en un eslogan aspiracional, sin matices, sin complejidades, podemos generar otra realidad difícil, que haya personas que no se encuentran en ese estado y que sientan que quedarse fuera de ese “I=I” las coloca en un lugar incómodo, casi de inferioridad.

No lo decimos de forma explícita, pero el mensaje implícito puede ser:

“si estás indetectable, estás bien; si no, no.”

Y eso duele.

Porque hay personas que, por circunstancias médicas, personales o incluso porque necesitan un tiempo para procesar su diagnóstico, no están indetectables. Y esa realidad tiene que poder existir sin vergüenza y sin que parezca que son un problema para el resto.

Hemos luchado tanto contra el estigma externo, contra la discriminación laboral, sanitaria, afectiva, sexual, que quizá, sin querer, estamos creando uno sutil hacia dentro. Como si el estado serológico sólo fuese válido cuando lo acompaña un PDF perfecto de resultados. Como si ser detectables fuese una especie de fallo o una responsabilidad mal llevada.

Y no es verdad.

Estar indetectable es una posibilidad. Una gran herramienta. Un avance histórico.

Pero no debería convertirse en una condición para sentirse digno.

Además, también están quienes deciden no iniciar tratamiento de inmediato. Gente que necesita escucharse, madurar la información, sostener su miedo, entender qué significa poner la medicación en su día a día. Y esa elección, aunque nos incomode, también merece un espacio que no venga acompañado del juicio automático.

No es fácil sostener ese doble discurso. Por un lado, reivindicar la medicación, la evidencia científica y los avances y por otro lado, comprender que no todo el mundo puede o quiere entrar ahí al mismo ritmo.

Creo que el activismo también va de eso, de hablar desde la complejidad y no desde la consigna.

Luchamos contra el estigma, sí.

Pero también necesitamos cuestionar la forma en la que construimos los mensajes para que no terminen oprimiendo a alguien dentro de la misma comunidad.

El I=I ha sido un salto histórico. Nos ha devuelto aire, libertad, espacio para amar sin miedo. Pero no puede convertirse en una nueva frontera que separe a quienes “cumplen” de quienes “todavía no”.

Ojalá entendamos que el objetivo no es llegar todos al mismo punto, sino que cada persona tenga derecho a llegar a su forma, con acompañamiento, con tiempo, con apoyo real, sin sentir que su valor depende de un indicador en una analítica.

Esa es la lucha ahora.

No solo transformar cómo el mundo nos ve, sino también cómo nos vemos entre nosotres.

Sergio Cuho.

Sergio Cuho

Sergio Cuho es vicepresidente de la ONG Stop, técnico deportivo y activista por los derechos de las personas con VIH y del colectivo LGTBIAQ+. Graduado en Comunicación, combina experiencia personal, divulgación y acompañamiento comunitario para abordar temas como el chemsex, la salud sexual y la lucha contra el estigma.

Añade un comentario

Se enviará un correo de verificación a la dirección indicada para poder aprobar tu comentario